domingo, 29 de julio de 2012

Crítica de BEGINNERS: "¿Qué es el amor?



Título:        Beginners / Principiantes
Dirección:  Mike Mills
Reparto:    Ewan Mc Gregor
                  Christopher Plummer
                  Mélanie Laurent
                  Mary Page Keller
País:          Estados Unidos
Año:          2010
Género:    Drama


Muchas veces se intenta explicar, comprender y hasta racionalizar ese aspecto tan singular en la vida de cada persona como es el amor. Tarea a priori compleja. ¿Complejo el amor? Por supuesto, la complejidad radica es que poder definir o hacer comprensible en términos simples al amor es prácticamente imposible. Hacerlo puede ser en muchas ocasiones un parloteo vacuo y sin sentido. Lo difícil de dicha tarea radica en que cada individuo vive esta sensación, este hecho tan particular de una manera diferente según la persona, el ambiente y la crianza que haya tenido.
El filme que nos compete permite comprender, con un enfoque claramente psicológico, pero no por ello menos humano, como nuestra niñez vivida, el vínculo con nuestros mayores, precisamente con nuestros padres, y la relación que existe entre ellos; nos moldea, o constituyen parte de las bases que el día de mañana nos afectará para bien o para mal en las relaciones "amorosas" que sostengamos. Es decir, cómo se ama y por cuánto tiempo. Si es que estos interrogantes tienen una respuesta.
El desarrollo de la película es considerablemente lento, lo que no hace que la misma baje en calidad, sino que permite que podamos adentrarnos en cada personaje y ver la profundidad que tienen. En las películas dramáticas uno de los grandes pecados que suelen cometer los directores suele ser construir argumentos que desprecian un mayor desarrollo en la profundidad de sus personajes en aras de un estilo más efectista y simplón. Estilo que busca la lágrima y la emoción fáciles con herramientas que tienen al golpe bajo como principal artilugio.
Un hecho interesante en la historia es la crítica llevada a cabo de manera elíptica por el director, quien deja apreciar el influjo sobre la gente de los mandatos sociales. Cuando me refiero a mandatos sociales estoy hablando de esa suerte de obligaciones, de modalidades del "deber ser". En consecuencia, los mismos subyugan a las personas en muchas oportunidades. A pesar de que el relato de a momentos toma caminos al pasado por medio de flashbacks, la sentencia previa sobre el deber ser es aplicable tanto en el pasado como en la actualidad. Y esa crítica es uno de los elementos que hacen de esta historia, un relato fresco y atractivo para aquellos sedientos de profundidad.
Estas obligaciones que la sociedad impone se encuentran bien entramadas en el personaje de Hal, que interpreta con gran maestría Christopher Plummer. Hal es el padre de nuestro protagonista, Oliver (Ewan Mc Gregor), y como padre se atreve a confesar la homosexualidad que ha tenido desde siempre aunque lo lleva a cabo ya adentrado en la tercera edad y con una grave enfermedad que no le deja mucho hilo en el carretel. La historia muestra la singularidad del vínculo entre Oliver y Hal, con la revelación de su padre, y la nueva vida que éste toma. Además el director nos muestra en esas vueltas al pasado segmentos de la niñez de Oliver en las que aparece como el compañero de su madre Giorgia, caracterizada por Mary Page Keller, compartiendo momentos, conversaciones y salidas ante la ausencia de Hal como padre y esposo.
Ante este panorama, el único que parece que puede entender a Oliver en su vida adulta es Arthur, su perrito. El cual aparece como un compañero que nunca lo abandona, no puede hacerlo. Con las perdidas que va teniendo en su vida, Oliver parece no saber qué es el amor. Todo parece haberse basado en una mentira, en algo que sirvió para mantener apariencias pero que jamás le dio la certeza del amor como algo felíz. Lo único real en lo que hace al amor en su vida parece ser el vínculo con Arthur. El cuál siempre está con él. Tanto en el trabajo como en su vida social. Sin embargo, todo cambia con la llegada de la enigmática Anna. Quién logra mover y desestabilizar un poco a Oliver en cuanto a las creencias y su manera de ver al amor. Mención aparte para la construcción del personaje de Anna, que recae en la deliciosa Mélanie Laurent, que cumple con creces su labor.
En conclusión, Beginners es una película necesaria para todo aquél que tenga ganas de una mirada profunda, interesante y humana sobre ese concepto tan particular como es el amor. No cae en efectismos baratos como sucede con frecuencia en el género. Es destacable el modo en que el desarrollo de los personajes nos adentra en la incertidumbre del cómo es y cómo se lleva adelante la mayor inquietud: ¿Qué es el amor?
Pregunta para la cual todos parecemos ser principiantes cuando tenemos que responder.

Lo más piola:
  • La humanidad de los personajes. La misma es conseguida gracias a la buena profundidad que el director deja fluir de manera natural en el relato. 
  • Es de esas películas que una vez vistas, nos quedan "picando" en nuestra cabeza por bastante tiempo.
Lo no tan piola:
  • No se ahonda demasiado en el aparentemente triste y misterioso pasado de Anna
Lo curioso:
  • La película está basada en la vida del padre del director Mills, quién se declaró gay a los 75 años de edad, 5 años antes de morir.

martes, 10 de julio de 2012

El incontrolable éxodo de talento

De los últimos enganches del fútbol críollo

Más allá de la incuestionable incertidumbre que rodea a los hinchas sobre el futuro de Juan Román Riquelme. De una manera u otra, parece que nuestro fútbol argentino nuevamente se queda sin ese tipo de jugadores que nos hacen disfrutar este bello deporte. Porque uno puede ser partidario de esa idea de que cada puesto y cada función es fundamental en un equipo, pero la estética? Dónde encontramos esa parte que nos hace considerar al fútbol un espectáculo, rayano con el arte. Es harto conocido que los contratos y las condiciones económicas de Argentina no tienen comparación con las del viejo continente. Además, no sólo está el seductor mercado europeo, hoy debemos sumar al poco atractivo desde lo deportivo pero si desde la parte económica mercado asiático, como el de Qatar, Emiratos Árabes y la hoy potencia China. Así y todo, en aras de poder retener se buscan maneras que aluden más a lo sentimental y nostálgico para intentar convencer a las figuras  de neustro país o para que los de afuera regresen a mostrar algo del talento que aún poseen.
Es complicado siquiera retener a los talentos que asoman, cada vez con menor frecuencia, pero que de todas maneras aparecen. Todo esto nos conlleva a enfatizar en que Argentina sigue siendo un importantísimo exportador de jugadores de categoría. Lo lamentable es que no hay mucho tiempo para poder disfrutar de nuestros jóvenes talentos. Podemos citar ejemplos no muy lejanos, Matías Suarez y Franco El Mudo Vazquez de Belgrano en distintas circunstancias, la Joya Dybala de Instituto de Córdoba, Facundo Bertoglio ex Colón de Santa Fé, Erik Lamela de River Plate, Patricio Rodriguez de Independiente de Avellaneda, y la lista sigue. A pesar de poder sentirnos orgullosos de que equipos gigantes o de medio pelo del viejo continente se interesen en venir a buscar jugadores de nuestras pampas esto sucede con tal velocidad, que muchas de estas promesas que aún no se consolidan terminan incinerándose en el exterior, sin chances de jugar en muchos casos y poniendo por delante el futuro económico por sobre el deportivo.
Este vaciamiento de jugadores de talento del fútbol local termina generando como resultado un fútbol cada vez más amarrete, más físico, y lejos de poder calificarlo como espectáculo. Porque como dijera el periodista Marcelo Palacios en Estudio Fútbol en alguna ocasión, el fútbol es de los espectáculos que más expectativas genera y que más falla a los que lo consumen, los hinchas y todo aficionado común. De todas maneras, a pesar de que se lleven a nuestros jugadores cada vez con mayor frecuencia y más jóvenes, los clubes aún sacan aunque con dificultad jugadores en inferiores. Las mismas inferiores que están dejadas de lado, o que se utilizan para llevar a cabo negocios turbios entre dirigentes, cuerpos técnicos y empresarios/representantes.
¿Cuánto pudimos disfrutar un jugador así?

Por el bien del fútbol sería bueno que se diera un mayor tiempo a nuestros talentos emergentes, pero si ya estamos hablando de que el talentoso medio punta de River Plate Lucas Ocampos estaría vendido al Nápoli con una temporada en River en la B Nacional, como se puede resolver esta cuestión?

Regresando a Riquelme, mientras seguimos creyendo que nuestros ídolos juegan por la camiseta, parece ser el ego o el dinero quien termina decidiendo por ellos. Realmente, saber los motivos verdaderos por el cual el 10 xeneixe deja el club de la Ribera es complejo. Ya sea por los cruces con el presidente de Boca, rozes en el plantel, problemas con Falcioni o el dinero que pueda ofrecer el exterior con el Flamengo brasileño como principal interesado, es indudable que con su partida nuestro fútbol muere un poquito más en magia, es decir, arte y espectáculo.

Psicópatas y Morbo en la Postmodernidad ¿por qué nos atraen?

Dentro nuestro convive la luz y la sombra

Muchas veces me pregunto porque todo aquello que tiene que ver con el misterio, con lo oculto, lo oscuro, y lo poco transparente genera en los seres humanos ese particular sentimiento de curiosidad, una a veces hasta incómoda curiosidad si la tenemos que demostrar ante otras personas.
Es nuestra sociedad una cultura que hace -vale la redundancia- un culto a la muerte? Nuestra época parece constituirse como una plataforma de despegue de los más diversos e irracionales deseos humanos. En estos deseos humanos casi como instintivos, muchas veces ocultos (si no es que la mayoría de las veces) se evidencia esta suerte de vacío que existe desde la frase de Nietzche "Dios ha muerto". Con esta pequeña - pero contundente - frase comienza este período que llamamos postmodernidad, en el cuál sin el temor a un Dios que nos premie o castigue tiene lugar esta sensación de desamparo, de estar librados a nuestra propia suerte, de ser nuestros propios dioses y jueces, de concebir que aquello bueno y aquello malo se supeditan solamente a lo que nuestra razón (o irracionalidad) dicten.
Una de las series que más profunda y relativamente morbosa me ha parecido es Dexter. El drama del canal Showtime, en el cuál nuestro protagonista: Dexter Morgan, es un freak (fenómeno) del análisis de la sangre, oficio que le permite ser parte fundamental en el Departamento de Policía de Miami, ayudando a esclarecer aquellos delitos, principalmente homicidios. Lo curioso del argumento (y atractivo) es que este tipo a primera vista simpático y amable, esconde dentro suyo una historia muy dura, y una adicción mucho más compleja. La adicción a matar. Huelga señalar que, Dexter tiene una idea de justicia muy distinta a la políticamente correcta, pero que muchos (no siempre públicamente) sostienen. Es así que, en la policía pero desde las sombras actúa esta suerte de justiciero (asesino) serial. Pero lo que me pregunto y me parece interesante destacar, es como alguien que debería ser considerado como un ser chocante y repelente pueda generar tanta fascinación y morbo en la audiencia mundial. Y digo mundial porque el éxito de la serie de Showtime excede los pagos del Tío Sam.
Nuestro personaje, es con todas las letras un psicópata, ese tipo de personas que no siempre identificamos, pero que se encuentra a la vuelta de la esquina y que puede ser quien menos imaginamos. En esta época postmoderna, adoptando un enfoque existencialista podemos comprender o llegar a alguna pista de porqué estos personajes como Dexter, las novelas policiales, y la violencia en sentido amplio son tan atractivos para nosotros. Estamos sin control, al menos desde una perspectiva instropectiva no tenemos limites, por eso muchos se identifican con figuras como psicópatas u otros personajes menos cercanos a lo políticamente correcto.
A ustedes ¿Por qué les atrae lo políticamente incorrecto?
Más adelante retornaré al tópico...