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De los últimos enganches del fútbol críollo |
Más allá de la incuestionable incertidumbre que rodea a los hinchas sobre el futuro de Juan Román Riquelme. De una manera u otra, parece que nuestro fútbol argentino nuevamente se queda sin ese tipo de jugadores que nos hacen disfrutar este bello deporte. Porque uno puede ser partidario de esa idea de que cada puesto y cada función es fundamental en un equipo, pero la estética? Dónde encontramos esa parte que nos hace considerar al fútbol un espectáculo, rayano con el arte. Es harto conocido que los contratos y las condiciones económicas de Argentina no tienen comparación con las del viejo continente. Además, no sólo está el seductor mercado europeo, hoy debemos sumar al poco atractivo desde lo deportivo pero si desde la parte económica mercado asiático, como el de Qatar, Emiratos Árabes y la hoy potencia China. Así y todo, en aras de poder retener se buscan maneras que aluden más a lo sentimental y nostálgico para intentar convencer a las figuras de neustro país o para que los de afuera regresen a mostrar algo del talento que aún poseen.
Es complicado siquiera retener a los talentos que asoman, cada vez con menor frecuencia, pero que de todas maneras aparecen. Todo esto nos conlleva a enfatizar en que Argentina sigue siendo un importantísimo exportador de jugadores de categoría. Lo lamentable es que no hay mucho tiempo para poder disfrutar de nuestros jóvenes talentos. Podemos citar ejemplos no muy lejanos, Matías Suarez y Franco El Mudo Vazquez de Belgrano en distintas circunstancias, la Joya Dybala de Instituto de Córdoba, Facundo Bertoglio ex Colón de Santa Fé, Erik Lamela de River Plate, Patricio Rodriguez de Independiente de Avellaneda, y la lista sigue. A pesar de poder sentirnos orgullosos de que equipos gigantes o de medio pelo del viejo continente se interesen en venir a buscar jugadores de nuestras pampas esto sucede con tal velocidad, que muchas de estas promesas que aún no se consolidan terminan incinerándose en el exterior, sin chances de jugar en muchos casos y poniendo por delante el futuro económico por sobre el deportivo.
Este vaciamiento de jugadores de talento del fútbol local termina generando como resultado un fútbol cada vez más amarrete, más físico, y lejos de poder calificarlo como espectáculo. Porque como dijera el periodista Marcelo Palacios en Estudio Fútbol en alguna ocasión, el fútbol es de los espectáculos que más expectativas genera y que más falla a los que lo consumen, los hinchas y todo aficionado común. De todas maneras, a pesar de que se lleven a nuestros jugadores cada vez con mayor frecuencia y más jóvenes, los clubes aún sacan aunque con dificultad jugadores en inferiores. Las mismas inferiores que están dejadas de lado, o que se utilizan para llevar a cabo negocios turbios entre dirigentes, cuerpos técnicos y empresarios/representantes.
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¿Cuánto pudimos disfrutar un jugador así? |
Por el bien del fútbol sería bueno que se diera un mayor tiempo a nuestros talentos emergentes, pero si ya estamos hablando de que el talentoso medio punta de River Plate Lucas Ocampos estaría vendido al Nápoli con una temporada en River en la B Nacional, como se puede resolver esta cuestión?
Regresando a Riquelme, mientras seguimos creyendo que nuestros ídolos juegan por la camiseta, parece ser el ego o el dinero quien termina decidiendo por ellos. Realmente, saber los motivos verdaderos por el cual el 10 xeneixe deja el club de la Ribera es complejo. Ya sea por los cruces con el presidente de Boca, rozes en el plantel, problemas con Falcioni o el dinero que pueda ofrecer el exterior con el Flamengo brasileño como principal interesado, es indudable que con su partida nuestro fútbol muere un poquito más en magia, es decir, arte y espectáculo.
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