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Es un animal del área |
Y esta final entre el equipo británico y el Bayern Munich alemán fue un partido con muchos elementos a destacar. La manera de jugar del elenco ganador comandado por su director técnico, Roberto Di Matteo, quien nuevamente apeló a esperar a su contricante e intentar golpear mediante una contra o a través de la jugada parada, como efectivamente sucedió. El equipo muniquense se había puesto arriba en el marcador por medio de una jugada bien aprovechada por ese jugador que fuera revelación en el mundial de Sudáfrica, estoy hablando de Thomas Muller. A partir de ahí parecía que se le venía la noche al equipo de la capital inglesa hasta que el marfileño Drogba conectó un centro al corazón del área que el arquero Neuer no pudo tapar y, allí se decretó el empate.
Sin embargo, las emociones no culminarían, una vez que el partido finalizó en los 90 minutos reglamentarios se pasó al tan "antinatural" - según comentaristas como Fernando Niembro - tiempo suplementario. Y es que, Drogba en una jugada inconcebible cometió un penal tan increíble como infantil para un jugador de su experiencia en perjuicio de su equipo. Y una vez más, parecía diluirse cada vez más el sueño de poder levantar la orejona para Didier y los suyos. Pero no sería así, el checo Petr Cech atajaría ese penal en tiempo de alargue que fue ejecutado por el notable (aunque a veces individualista) Arjen Robben. Casualmente, el ex Chelsea erraría ese penal que definiría el partido y evitaría los inminentes los penales. A pesar de ser muy criticado, deseo destacar el valor del holandés Robben en agarrar el balón y acceder a ser responsable de su ejecución, solo aquellos que deciden y que accionan pueden acertar o equivocarse, en este caso falló, pero es de destacar a aquellos que tienen las agallas en situaciones tan apremiantes.
Se cumplió el tiempo suplementario y la novedad: una definición por penales en una final después de unos cuantos años. Emotividad en un nivel superlativo para todos los amantes del fútbol. Y es que, es cierto que durante el tiempo reglamentario y la prórroga no se pudo apreciar un espectáculo colindante con la estética de equipos como el Barca, el Madrid, y hasta el mismo Bayern. Pero, esto supuso un cotejo lleno de elementos que nos hicieron vibrar hasta el final, sobre todo cuando se ejecutaron los lanzamientos desde el punto penal. En este punto, deseo destacar que a pesar de que se diga que suele ser una lotería este tipo de definiciones, es necesario poder practicar en la semana este tipo de situaciones, sino preguntemos a los equipos que han perdido finales por no saber siquiera adonde suelen efectuar los remates sus rivales. No es un hecho menor. Lo ideal es intentar no llegar a este tipo de circunstancias, pero suele suceder. En tanto, concibo como necesario para un equipo que desee llegar lejos en este tipo de competiciones como en una Copa del Mundo, practicar los penales. Teléfono a Sabella, el Dt de nuestra difícil selección Argentina.
Volviendo a la final, fue una definición por penales en la que era muy difícil saber quien podía obtener la victoria. Pero el último penal, el que debía ser convertido para coronar a un nuevo campeón estaba a cargo de quien fue el mejor jugador del partido, y quizá también de la serie ante el equipo de Messi y compañía, es decir, Didier Drogba. Y que decir, con esa tranquilidad impropia de cualquier persona común en una situación como es una final, el marfileño convirtió e hizo estallar a los miles de ingleses que habían viajado a la capital germana para presenciar la final, y también así enmudecer a la parcialidad local.
Salud campeón! No será un equipo recordado quizá por su juego, pero seguramente si por su corazón, especialmente manifestado en Drogba, así como por no claudicar nunca ante las situaciones desfavorables que fueron apareciendo. Es un justo campeón. No es del gusto de muchos, pero lo que el Chelsea hizo es fútbol. Y en este deporte, si hay una verdad, es que no hay verdad... Al menos no absoluta a la hora de obtener resultados.
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