domingo, 6 de mayo de 2012

Con Pep existe un Antes y un Después en el fútbol

A días de la la decisión de Josep Guardiola de no seguir como entrenador del Barcelona Fútbol Club, se pueden hacer muchas lecturas al respecto. Nada existe inmutable a lo largo del tiempo, la permanencia de todo estado de cosas sin variar es algo que no tiene lugar. Ni siquiera en estos equipos dotados de super planteles con todos los recursos ya sean de tipo económico, deportivo y hasta cultural. A pesar de tener el visto bueno de toda la afición blaugrana, de los directivos del club, y de la mayoría de sus dirigidos, "Pep" ha decidido dar un paso al costado por lo que el considera un "desgaste" propio de haber estado a la vanguardia de toda competencia que tuviera al frente durante los últimos años desde que asumiera como técnico culé. 
Este equipo del Barcelona, conocido por muchos como "El Barça de Pep", es considerado por muchos también como uno de los mejores (sino el mejor) equipo de la historia de este bonito juego que es el fútbol. Y esto no es casualidad, no es casual que algunos jugadores (brillantes, enormes jugadores) con Guardiola hayan alcanzado cotas de rendimiento tan altas que ponen en jaque esa idea que muchos pensadores del fútbol poseen sobre que los jugadores son los únicos protagonistas y que el papel de los directores técnicos se podría dejar de lado. Cuando un equipo como el Barcelona dirigido por Guardiola,  reduce a la mínima expresión a rivales de la talla del Madrid, del Chealsea, del Milán, del Santos, del Bayern Munich y de muchos equipos más. ¿Qué más podemos decir sobre la influencia de un entrenador? 
Un DT que siempre supo a que quería jugar, y cómo quería jugar. Que hasta en las ocasiones en las que salió perdedor supo mantener esa increíble fe en su manera de hacer las cosas. En entender que la mejor manera de enfrentar cualquier compromiso y ante cualquiera era con la pelota a ras del suelo y pasándosela al compañero que usa la misma camiseta. Entendiendo que la que debe de correr debe ser principalmente la pelota, y no el jugador. Corriendo con mucha fuerza y convicción sólo cuando la pelota estuviera en propiedad del rival. Saliendo jugando desde abajo a pesar de los riesgos que eso supone. 
Cómo no creer en sus palabras de que nos ajustáramos el cinturón para todo lo que iba a venir en el Barcelona en su comienzo como entrenador del primer equipo, cuando se pudo apreciar una demostración de fútbol muchas veces colindante con una obra de arte, como los goles y el control de cada cotejo por parte de sus "players".  Un técnico que consiguió que no importasen ni los músculos, ni la altura, sino la voluntad y buena predisposición para poder ejecutar una idea, alocada por muchos, pero luego reivindicada por aquellos que entienden lo que es la ley fundamental de este deporte que es "pasarsela a un compañero". Por eso, todo eso, y mucho más, solo cabe decir que desde Josep Guardiola existe una manera también ganadora, e interesante de entender este juego. No la única, pero si atractiva a  los amantes acérrimos de este deporte que a veces confunden con cierta vehemencia con la vida misma. 
Gracias Pep... De parte de un amante del fútbol que llena los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario